Toma en cuenta, hijo de hombre, que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, y su ejercito llevaron a cabo una gran campana contra Tiro. Todos ellos quedaron con la cabeza rapada y con llagas en la espalda. Pero, a pesar del tremendo esfuerzo, ni el ni su ejercito sacaron provecho alguno de la campana emprendida contra Tiro.
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